Mamá, yo no quiero ser princesa

 Os presento el cuento coeducativo que he creado para la tarea final del tema dos del MOOC "Educar en igualdad". 

Espero que os guste.



Mamá, yo no quiero ser princesa


 


                                                                                   María Ramos Rocha

“Cuentos coeducativos”





Claudia vivía con su padre, su madre y sus dos hermanos, José y Andrés. Ella era la más pequeña de los tres hermanos. Sus padres siempre desearon tener una niña y hasta el tercer intento no lo consiguieron. Cuando se enteraron de que venía en camino los padres de Claudia se pusieron muy contentos. Por fin iban a tener una linda niña, tierna y dulce. Iba a ser la niña de los ojos de mamá y papá. Le pondrían vestiditos, le peinarían su larga y rubia melena…

Claudia creció muy rápido.

Cuando cumplió su 6º cumpleaños se celebró una gran fiesta por todo lo alto. Una gran tarta de princesas Disney lucía en la mesa junto con su vela número 6 de color rosa, a juego. 

Todos los amigos de Claudia estaban presentes. Era su día. Claudia se hacía mayor y el mes siguiente empezaba una nueva etapa en su vida. Empezaba su etapa de educación primaria, en el cole de mayores.

Los regalos yacían en una esquina de la mesa donde los pequeños merendaban, ¿que sería?

Claudia no podía esperar más para abrirlos, quería saber ya que había dentro. Así que después de merendar se abalanzó sobre ellos y empezó a abrirlos.

Un oso de peluche, muñecas, colonias, ropa, una cuerda de saltar, unos zapatitos de princesa…

Por último, abrió el regalo de sus padres. Una corona de diamantes rosas, como la de las princesas de los cuentos.

Fue un gran día para Claudia.

Fue pasando el tiempo y las clases comenzaron. Claudia había hecho muchos amigos y amigas nuevas. ¡Qué bien se lo pasaba en el recreo jugando con sus amiguitos y amiguitas!

Jugaban al escondite, a la comba, a la pilla…

A un lado del patio, los niños jugaban al fútbol… 

“¿Oye, por qué no vamos a jugar al fútbol? - preguntó Claudia a sus amigas.

“¿Al fútbol? El fútbol es de niños, las niñas no juegan al fútbol”. - 

Claudia no entendía el motivo de por qué no podía jugar al fútbol, pero asintió y siguió jugando con sus amigas.

Pasaron los años y Claudia cumplió 8 años. 

Cuando pasaba por la pista de fútbol siempre se quedaba mirando atónita cómo los niños disfrutaban del fútbol. Tenía curiosidad de qué pasaría si entraba en la pista y se ponía a jugar con ellos.

Un día Claudia, decidida, se armó de valor y entró a la pista a preguntarle a los niños que estaban jugando si podía jugar con ellos.

“Hola, ¿Puedo jugar con vosotros?”-

 “¿Tú? ¿Una niña? ¿Jugando al fútbol? Las niñas no saben jugar al fútbol, además seguro que no tienes fuerza y le tienes miedo al balón.” -

Claudia se quedó pálida de la contestación que le dio uno de los niños. ¿Por qué no podía una niña jugar al fútbol? ¿Qué tenía de malo?

Al llegar a casa después del colegio, la madre de Claudia la noto muy rara y le preguntó.

- “¿Qué te pasa? -

- “Mama es que hoy en el patio los niños me han dicho que no puedo jugar al fútbol porque las niñas no saben jugar y no tienen tanta fuerza”. -

- “Jugando al fútbol te puedes hacer daño Claudia, los niños son muy brutos. ¿Por qué no te buscas otro deporte? Las niñas juegan a otro tipo de cosas, a las muñecas, a la comba, se maquillan, juegan a ser princesas…”. -

- “¡Pero mamá yo quiero jugar al fútbol!¡Ser una princesa es un royo! Estoy cansada de vestir de rosa, mi color preferido es el azul, yo nunca puedo tener nada de ese color, y ahora tampoco puedo jugar al fútbol. ¡Yo no quiero ser princesa!”. - 

La madre de Claudia a pesar de no estar muy a favor de que jugara al fútbol la vio tan desanimada que la animó a volver a preguntarle a los niños del colegio si podía jugar.

Al día siguiente Claudia volvió al campo de fútbol y volvió a preguntar decidida:

- “¿Hola, puedo jugar con vosotros?”. -

Esta vez los dos equipos que habían formado estaban desiguales.

- “Nos falta un jugador en un equipo, hoy puedes jugar”. - 

Y fue ahí cuando por fin Claudia pudo disfrutar del fútbol como nunca lo había hecho… y, ¿adivinar qué?

¡¡¡Se le daba muy bien!!! 

- “¡Tira Claudia tira!” - gritaban los niños de su equipo.

Y GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL...

Claudia había marcado el gol de la victoria para su equipo…

Que contenta estaba Claudia y que sorpresa se habían llevado los niños al ver que a una niña se le daba tan bien el fútbol.

Desde ese día Claudia empezó a jugar en los recreos con los niños.

Los chicos de su clase estaban encantados con Claudia. Era mucho mejor que otros niños jugando al fútbol, así que siempre intentaban que estuviese en su equipo. 

Un día de repente un día, las amigas de Claudia dejaron de hablarle. Cuando se dio cuenta de que sus amigas ya no querían jugar con ella se sintió muy triste, pues no comprendía el porqué.

Asique un día jugando en el parque vio a Cristina y no dudó en preguntarle.

- “¿Cristina que te pasa porque ya no quieres jugar conmigo es porque juego al futbol?”. - 

 Durante unos instantes, Cristina se quedó sin palabras, pero al final respondió: 

- “Sí, es que pareces un chico, todo el día jugando al fútbol con los niños. Parece que ya no te gusta maquillarte ni jugar a ser una princesa …”. –

- “Si las princesas solo pueden vestirse de rosa, con vestidos incómodos, maquillada y solo pueden hacer cosas de chicas, yo ya no quiero ser princesa”. - respondió.

Desde ese día Claudia comprendió más que nunca que no quería seguir haciendo “cosas de chicas”, ella solamente quería ser ella misma, hacer lo que le gustara. Las princesas no tienen por qué ser como las pintan en los cuentos.

FIN


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